Es normal observar el final de la meta y creer que está demasiado distante y que será una senda compleja que quizá nunca llegue. Sin embargo, si somos capaces de ir paso a paso, dígase, clase a clase, periodo a periodo, entonces nuestra estabilidad emocional con respecto a los estudios será equilibrada.

Lo que quiero apuntar es que no debemos ponernos demasiado ansiosos pues estos niveles de estrés nos quitan fuerzas y drenan el enfoque emocional. Más bien debemos aprender a disfrutar el proceso, apreciar el camino como la mejor experiencia educativa posible.

Por ello le propongo enfocar sus esfuerzos en terminar de manera adecuada este periodo segundo, estamos a mitad de camino y es necesario evaluar cómo nos hemos desenvuelto: por ejemplo, ¿presentamos nuestras tareas en tiempo y forma? ¿En clase estamos enfocados sin distracciones para mejor aprovechamiento del aprendizaje? ¿Estamos siendo proactivos leyendo e investigando por nuestra cuenta, o solo nos quedamos con lo que el tutor comparte?

Esas son preguntas válidas que pueden llevarnos a una autogestión de cómo se está manifestando la persistencia y la constancia en nuestro enfoque diario y cotidiano. Por supuesto, nadie es producto terminado, siempre hay mucho margen de mejora y oportunidades de seguir creciendo, por ello es importante que el seguimiento a los procesos sea permanente y diligente.

Así que ánimos, la senda del éxito algunas veces es escabrosa pero su fin es satisfactorio. Que nada nos detenga, luchemos de manera incansable por ser mejores cada día, y sin duda seremos recompensados.