25 de junio 2022

Sergio Banegas
Dirección Académica UTH
Campus Santa Bárbara

Encontrar un equilibrio en la vida universitaria es vital para el avance sin contratiempos hacia nuestras metas. Así como en las teorías económicas que a través de gráficos nos muestran los puntos de equilibrio entre ofertas y demandas, de la misma manera en las jornadas académicas debemos ajustarnos entre el aprendizaje y el puntaje.

Es decir, es completamente normal y natural que de manera instintiva como estudiantes nuestro enfoque primario sea aprobar la clase, y eso solo se consigue a través de un puntaje mínimo requerido que acredita que hemos cumplido con las asignaciones y evaluaciones pertinentes.

Sin embargo, todo debe verse de una manera objetiva e integral y darnos cuenta que más importante que una calificación cuantitativa es el desempeño en cuanto al aprendizaje alcanzado. Cuando se asume esa conciencia la nota numérica queda relegada a un segundo plano, esto porque estaremos enfocados en aprender y no ansiosos por un número.

Por favor, no me malentienda, ello no significa que solo el aprendizaje sea valioso y que la nota sea irrelevante, por supuesto que no, lo que indico es que cuando nuestro enfoque primario sea el aprendizaje entonces la nota será una añadidura que viene como consecuencia de haber aprendido.

En la vida profesional y laboral de manera práctica usted no ocupará sus notas e índice académico, pero sin ninguna duda que sí requerirá del conocimiento; o sea que no será medido por sus calificaciones sino por sus competencias adquiridas y desarrolladas.

¿Le aporta algo este pensamiento? Si es así le animo entonces a participar con una óptica distinta en sus clases: su profesor/a sabe mucho y tiene experiencias que esperan ser compartidas, hágale preguntas, indague, “saque el jugo” del conocimiento, lea, investigue; que su enfoque sea tener la mejor experiencia de aprendizaje posible… las notas vendrán como recompensa.

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18 de enero del 2021